El Emprendedor“Startupero”
Tuve la fortuna de haberconseguido mi primera chamba formal, esa en la que ya te dan de alta en el IMSS
y todo, hace más de 12 años. Era un “startup” antes de que los startups, tal
como los conocemos, existieran. Los fundadores ni siquiera se autodenominaban
“founders”, ni tampoco llamaban a la empresa “startup”; simplemente era una
nueva empresa, iniciada por dos cuates que regresaban de la maestría en San
Francisco, con la idea de tropicalizar un servicio gringo que no existía en
México en el sector de finanzas personales.
Estos cuates arrancaron laempresa con lana de Friends & Family; los Venture Capitals eran
prácticamente inexistentes, y la gente, incluso la más sofisticada, tampoco
hablaba de este tipo de fondos. En México, el Venture Capital era una industria
muerta. Existían los emprendedores aguerridos como los clásicos Pepe y Toño,
que el gobierno llamaba “microempresarios” o PYMES, pero definitivamente el
término founder y startup estaban fuera de nuestro vocabulario en 2013.
Pasaron algunos años, y varioschicos audaces regresando de las maestrías en EUA hicieron que los términos
Venture Capital, Founder y Startup fueran acuñados e incluidos en el lenguaje
mexicano. La ola de estos dos nuevos jugadores en el mundo de los negocios en
México fue enorme; todos los recién egresados de maestría querían fundar un
startup, levantar un VC o trabajar en uno. Era impactante ver todas las nuevas
ideas de negocio que surgieron: algunas extraordinarias, otras malísimas,
nacidas para morir en pocos meses. Los VCs le metieron a todas, de chile, mole
y pozole, con fundamentales que no necesariamente estaban, o a industrias que
en México jamás jalarían, como las extintas SinDelantal, Odetta, Afluenta,
Roddo, etc., solo por mencionar algunas de las decenas de empresas que no
sobrevivieron.
Entre 2019 y 2021, había unacantidad abrumadora de dinero para apoyar estos nuevos proyectos. Fue
extraordinario el trabajo de los VCs al poner capital en riesgo y apoyar a
todos estos emprendedores. Sin embargo, aprender cuesta, y por lo general,
cuesta mucho dinero. En lo personal, me tocó vivirlo tanto trabajando en una
empresa de reciente creación como trabajando en un VC, viendo cómo llegaban
estos chavos a “pitchar” sus ideas tipo Shark Tank y cómo los directores del
fondo les decían si era una idea o proyecto bueno, malo o regular.
El grave problema, en mi opinión,es que debido a esta fiebre por encontrar el siguiente Uber, Twitter (ahora X),
hubo cantidades descomunales de dinero para los startups, y se puso de moda ser
emprendedor, startupero, founder. Ya solo era subirse al tren; no era una
vocación, no era aferrarse a una idea o un proyecto. Más bien, se sentía en
muchas personas el “yo quiero ser emprendedor”. Por supuesto que ha habido
grandes emprendedores/empresarios con ideas extraordinarias, como los Clips,
los Rappis, los Ben & Franks, por decir nombres que todos conocemos.
También hubo malas ideas que se convirtieron en grandes proyectos por saber
“pivotear” el negocio. Pero considero que esta ola de “Yo quiero ser
emprendedor” afectó tanto a los inversionistas como a los emprendedores que
genuinamente tenían un proyecto en el que podrían haber apostado hasta su
comida del día siguiente solo para ponerlo en marcha. Hubo personas que vendían
un proyecto de startup con tanta pasión y emoción que se notaba a leguas que
morirían en la raya por él, y muchos fueron afectados por los excesos de
liquidez y de fracasos. Esto, sin duda, fue ocasionado por los “founders” que
decidieron emprender al vapor, solo por la moda, o porque estaba cool, y porque
con un 1% de probabilidad se volverían millonarios, pero sin realmente tener o
entender la viabilidad de sus proyectos. Lo de estas camadas de “emprendedores”
no era casarse con una idea a morir o resolver un problema real mediante un
producto o servicio; más bien, se distorsionó a ver qué idea era medianamente
buena para poder ser emprendedor y tener un startup. La última que me tocó ver,
y se me hizo una barbaridad en su máxima expresión de la palabra, fue la
espectacular idea de un par de fondos de dar cheques en blanco a “golden boys”
que venían de bancas de inversión top como Goldman Sachs, J.P. Morgan, o fondos
de private equity de primer nivel como Temasek, para que con ese cheque de al
menos un par de millones de dólares, se les ocurriera una idea y la ejecutaran.
Por supuesto, terminó siendo un rotundo fracaso. En primera, como dicen
coloquialmente, “no es lo mismo ser borracho que ser cantinero”; en este caso,
no es lo mismo ser banquero o analista que operador de un negocio. Y por otro
lado, ¿a quién se le ocurre una buena idea y un buen plan de negocios de la
nada, sin haberla concebido por años, entender un problema y una industria que
te apasione y quieras atacar a morir? La respuesta, para mí, es a nadie, ni con
100 millones de dólares en la cartera.
Al final, fue muy triste que unaindustria con tanto potencial dejara de ser atractiva gracias a personas que lo
tomaron con nula seriedad y se llevaron de corbata a mucha gente, como
inversionistas, empleados o proveedores. A veces se extraña a esos Pepe y Toño,
de las PYMES.
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